
Los tiempos cambian,
mi dama,
el precio,
pero mi deseo ardiente,
de rosas labios reos,
incendiará tus bosques,
tu eterno sueño,
siempre,
y anhelará tu pecho,
que more dulce pasión,
el néctar del fuego,
y su canción divina,
y embriagarás al cielo,
y endulzarás,
desnuda,
nuestra rubí marisma,
que en su vaivén,
nos hará de la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario