permanecé en la paz que inspira,
lejano ser, de Cristo,
permanecé en brisas,
en la verdad que ama,
permanecé, amigo,
y siente ya el ardor de la llama.
permanecé en su amor de colores,
y escuchá su canto,
permanecé sus soles,
su corazón, su centro,
permanecé alado,
la libertad, su fuego eterno.
permanecé en el tiempo sin dudas,
en su vivir divino,
permanecé alturas,
y camina eterno,
permanecé destino,
en esa luz, que será tu espejo.
+
me inspiré al mirar eso loco,
siempre esas cosas locas,
que te habla Dios un poco,
para soñar con ella,
nuestra verdad que roza,
y arde en los cuerpos así, como tienta.
+
y mi poeta tan reo en virtudes,
se las robó por serse,
sin la maldad que pudre,
sin el dolor que mata,
y viejo existió al verse,
y blanco tiempo de paz fue su casa.
alto miró un lugar que sangraba,
lejos llegó su deseo,
y quiso arder la llama,
de su amor sin pena,
sí, ese amor eterno,
que solo Dios por amor te entrega.
como un bien de razón y destino,
como un bien de gozo,
y un yacer divino,
y así excitó sus pasos,
y un trinar de arroyos,
hizo que hoy seas vos, mi milagro.
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